¿Y ahora qué? [Edward]

Hacía ya varios días desde que Jacob interrumpió mi boda con Edward. Aun no podía creerme como él, mi mejor amigo, me había podido hacer algo así. Cuando oí su voz irrumpir gritando que no me casara con Edward fue como si miles de cuchillos atravesaran mi blanquecina piel. Me dolió, más de lo que nadie pudiese imaginar. ¿Y ahora qué? Se suponía que estaba muy enfadada con Jake, pero aun así le apreciaba. El problema es que Edward ahora menos que nunca me iba a dejar acercarme a él, y esta vez no le faltaba razón. Toda mi vida se había transformado en un caos de un día para otro. Cuando creí que realmente iba a comenzar a ser feliz al completo se arruinó.

Por otro lado estaba la propuesta de Edward de irnos de Forks y los planes que ya tenía de los sitios a donde ir. ¿Era eso realmente lo correcto? No podía pensar con claridad, me sentía abrumada, demasiado deprimida y me odiaba a mi misma por estar así. Sin embargo era inevitable.

Desde el día del "fracaso" apenas había ido a casa, me la pasaba en la mansión de los Cullen intentando ser animada por Alice y por Edward, incluso por el resto, menos Rosalie, claro. Me había pasado prácticamente dos horas en el jardín, sentada en un rincón y dándole vueltas al mismo tema. ¿Perdonar o no perdonar a Jake? ¿Irme o no irme con Edward? Demasiadas preguntas, demasiados problemas.

Entré de nuevo a la mansión dispuesta a no pensar más en eso, al menos por un rato. Subí las escaleras y me encaminé hacia la habitación de Edward, donde supuse que él estaría. Di unos suaves golpecitos en la puerta y tomé el pomo de ésta con mi mano, abriendo sin esperar respuesta. Y allí estaba, asomado al ventanal pensando en dios sabe que.-Edward... -Entré cerrando tras de mi y me acerqué a él, posando una mano sobre su brazo para que me mirase. Dibujé una pequeña sonrisa en mis labios, tratando de esconder lo abrumado que estaba mi rostro.

Todo se había estropeado, todo era un desastre, todo era un caos y todo era culpa de una sola persona: Jacob Black. Nunca antes en mi vida me había costado tanto el autonconvencerme de que la violencia no era la solución, la verdad es que aún no estaba convencido de tal cosa. Pero en cuanto leí sus pensamientos el día que entró de sopetón a la ceremonia que lo odiaba, lo aborrecía, lo despreciaba mas de lo que había echo jamás con ningún ser sobre la tierra. Sabía que mi cólera por todo esto algún día pasaría, o tal vez no, pero en el fondo de mi ser estaba aquella sensación de que si no me dejaba controlar por mi familia y hacía pedazos al dichoso Black, me arrepentiría de ello, en algún futuro tal vez demasiado lejano, pero lo haría y lo peor de todo, seguramente Bella se sentiría mal por tal echo.

Ese era el otro asunto: Bella. Tenía la horrible sensación, por no decir certeza, de que Bella no estaba del todo enfadada con "su mejor amigo" y que para ella, seguía siendo eso, un buen amigo que simplemente había cometido un error. Él había desaparecido, sin decir nada y de repente reaparecía destrozando todos nuestros planes y ella seguía apreciandolo, algo que no lograba entender, el maldito licántropo era como un obstáculo permanente en mi camino. Y Bella estaba indecisa, abrumada y deprimida, pero claro ella intentaba disimularlo y yo hacía ver como que me creía su pantomima. Pero no era así, era consciente de lo mal que lo pasaba y de que no podía hacer nada por mucho que me empeñase, algo que me ponía aun de peor humor.

Estaba sumido en mis pensamientos internos y parte de los de los demás, como siempre, aunque ahora quizá andaba demasiado absorto, dando vueltas a tantas cosas que ya ni sabía como había llegado a éste punto. Me había quedado completamente inmóvil, con los brazos cruzados sobre el pecho, mirando a través de la cristalera de mi cuarto, cuando oí la puerta y acto seguido salí de mi ensimismamiento percatándome de que era Bella quien entraba. Desvié mi mirada hacia ella en el instante en que su mano se posó en mi brazo y posé la mano contraria sobre la suya, aún cruzado de brazos. Me la quedé mirando un largo rato, escrutando su expresión con la mirada en pos de adivinar que pasaba por su cabeza, como ya tenía tan aprendido a hacer. -¿En que piensas? -dije al fin acariciando su mano con la mía, que aun seguía justo donde la había posado minutos antes.

Observé su rostro contemplarme detenidamente. Era algo muy típico de Edward hacia mi, ya me había acostumbrado. Pero no por eso dejaba de percibir en él lo que le pasaba. Estaba enfadado, lo notaba, y era más que normal. Me sentía fatal por no poder hacer nada por él, impotente... Pero, ¿que mas podía hacer yo? Ya le dejé claro una vez a Jacob cual era mi elección, y era Edward. Ya no me quedaba nada más para hacérselo entender, pero Jake parecía no comprenderlo.

Suspiré levemente cuando me pregunto en que pensaba, mirandole a los ojos mientras le dedicaba una débil sonrisa.-En nada... -Contesté tratando de parecer lo más serena posible, pero me costaba.-No te preocupes..-Bajé la mirada hacia mi mano, la cual ahora estaba cubierta por la suya y me quedé pensativa durante un instante, el suficiente para volver a recordar lo que pasó el día de la ceremonia. Pensamiento que me hizo apretar los labios, frustrada. Me separé de Edward dejando escapar un pesado suspiro y caminé hasta el diván, sentándome de golpe sobre éste, pasándome ambas manos por rostro. Me mordí el labio inferior y le miré desde mi posición.-Siento todo esto, cariño... -Susurré, bajando la mirada entristecida. Por más que había intentado ocultarle mi tristeza no podía, no a él.-Me siento tan impotente... todo es culpa mía... -Me miré las manos ahora unidas sobre mis rodillas, y cerré los ojos durante un segundo.-No te merecías lo que pasó... -Musité dejando escapar otro pequeño suspiro.

Como era de esperar nuestra actitud, nuestras palabras, nuestro comportamiento y todo en general, volvían a repetir el mismo patrón que llevábamos como habitual desde el día del desastre. Ambos intentábamos fingir que no nos había afectado mucho, ambos intentábamos contentar al otro y de nuevo no lo lográbamos, simplemente perfecto. Estaba casi seguro de que esta situación terminaría pasándonos factura a ambos, cosa que me hacía sentirme peor y añadía mas inseguridad a todo lo que ya de por si eran solo hipótesis dentro de mi cabeza.

Perdí mis ojos en los suyos durante un largo momento en que nuestras miradas se encontraron, algo con lo que últimamente no podía deleitarme pues Bella tenía la manía de mirar continuamente al suelo cuando andaba de un humor discutible. Iba a contestar a aquel "No te preocupes...", cuando se separó de mi prácticamente arrastrando los pies del desánimo que debía llevar encima y se sentó en el diván. Cuando se disculpó no hizo mas que hundirme de nuevo en aquella incertidumbre de si estaba haciendo lo correcto ya que ella no parecía muy alegre de mi idea de irnos de Forks para continuar nuestra vida juntos. -No es culpa tuya... -dije mientras le dedicaba una mirada mas bien ausente y algo apagada, justo antes de girar mi rostro para mirar de nuevo a través de la cristalera, quedando de nuevo tal y como estaba a su llegada. Perdí mi vista en la nada, mirando algo que no tenía enfrente, y fruncí ligeramente el ceño agachando con levedad la cabeza. -Nosotros, Bella... Nosotros no nos merecíamos lo que pasó... -corregí con algo de amargura en la voz. Sabía que no tenía motivo para dudar de ella, sabía que me amaba y que se lo había dejado claro a Black, pero él siempre estaba ahí, haciendo mella en mi seguridad una y otra vez. Parecía que se había ido para siempre y aquí estaba, destrozando de nuevo todo lo que me esforzaba por conseguir, sin duda el tipo me aborrecía.

Asentí levemente con la cabeza cuando mencionó aquel "nosotros". Era cierto, Jake nos había arruinado a ambos el que se suponía que sería el mejor día de nuestras vidas. Sin embargo a mi me dolía más ver mal a Edward que a mi misma, eso estaba claro.-Lo se... -Musité con la mirada aun clavada en el suelo. Me sentí terrible de hacer sentir peor a un a Edward con mi actitud, tenía que cambiarla como fuera, que él sintiera que estaba de su lado y que a pesar de todo nada nos separaría. Después de todo mi decisión de estar con él y ser vampiresa estaba tomada desde hacía tiempo.

Me quedé pensativa unos segundos, segundos en los que se formó un incomodo silencio en la habitación. Pero tuve que concederme ese pequeño momento para meditar y tratar de relajarme. Por mi mente pasó la idea de irnos de Forks, y aunque eso suponía dejar a mi familia, era por una buena causa. Era por Edward, por nuestra felicidad y nuestro futuro, y eso era lo que más me importaba. Después de todo dentro de poco sería inmortal y no podría acercarme a ningún ser querido. No al menos al principio.

Alcé de nuevo la mirada, mirándole directamente a él y encontrándomelo de espaldas.-Edward... -Lo llamé, esperando que viniera a mi lado o que al menos me mirase.-He estado pensando en lo que me dijiste de.. marcharnos... -Proseguí y mordí mi labio inferior, de nuevo pensativa.-Y creo que ya he tomado una decisión... -Terminé sin apartar mi mirada de él.

Aquella escueta confirmación que salió de entre los labios de Bella tras mi seca rectificación no me hizo sentirme mejor, en absoluto, había sonado tan condescendiente que hasta dolía. Estaba ofuscandome yo solo y sabía que toda esa conspiración interna que mi mente empezaba a formular a una velocidad vertiginosa era simple fruto de mi ofuscación y mi permanente estado sombrío y furioso desde el fatídico día en que Jacob Black regresó a nuestras vidas, poniéndolo todo patas arriba como de costumbre. Intentaba autoconvencerme de que todo lo que me pasaba por la cabeza era consecuencia de mi propio amargamiento, pero siempre había albergado el temor de que un día ella me dejase por no ser el adecuado y era obvio que no lo era cuando para estar conmigo debía perder su alma.

De repente me percaté de que ambos permanecíamos en silencio, uno de lo mas incomodo además, y casi me sentí culpable de que estuviésemos en esta situación o mas bien asumí que lo era, porque no debería haberme mostrado tan rudo con ella, no debía dejarme llevar por mis paranoicas conclusiones internas o acabaría perdiéndola y no soportaría tal cosa. En cuanto volví a oír su dulce voz, pronunciando mi nombre, volteé al instante mirándola algo ausente todavía. En cuanto pronunció la ultima palabra tardé tan solo una fracción de segundo en estar sentado a su lado sobre el diván. -¿Has pensado en mi propuesta? -pregunté casi sin creer tal cosa, sabía que ella estaba muy apegada a Forks ahora y no quería irse. -No quiero que hagas nada que no desees mi amor... lo sabes... -dije recuperando mi habitual actitud con Bella, volviendo a adoptar mi tono de voz sereno y aquella mirada dulce que solo le dedicaba a ella. Estaba demostrado que era completamente incapaz de mostrarme duro con ella, al menos durante un tiempo extenso, y la verdad es que prefería ser el de siempre a dejarme llevar por la situación.