-Nombre Completo: Heidi Karen Vulturi
-Fecha de Nacimiento: No lo recuerda.
-Fecha de Transformación: No lo recuerda.
-Edad : Aparenta entre 16-19 años, aún asi posee alrededor de 350.
-Raza: Vampiro.
-Don Especial: No tiene un don "especial", como el resto, su encanto y facilidad para convencer a los humanos puede tomarse como don.
-Ocupación: Ninguna fija.
-Clan: Vulturi.
-Dieta: Carnívora.
-Descripción Física: Heidi conserva la belleza que tuvo durante su vida como humana, a excepcion de sus ojos de carmín, el resto de sus rasgos siguen intactos -tal vez algo mejorados tras la inmortalidad-. Su cabello catsño oscuro cuelga en su espalda, sus ojos bien escondidos bajo unas lentillas azules les da un extraño tono violeta, inusual. Nariz pequeña, labios carnosos. Contextura delgada, piernas esbeltar y alargadas.
- Spoiler:
-Descripción Psicológica: Heidi, que es tan generosa -científicamente comprobado-, te ofrece de dos opciones; la primera básicamente consiste en llevarte medianamente bien con ella, si no quieres que tú cabeza ruede. Ó bien, si prefieres llevarla brava, anda, podrás llevarte muy mal con Hei-Hei. Sin embargo ella no se hace responsable de los traumas físicos y mentales que ésto conlleve. En palabras simples, Heidi no es una persona con la que puedas tener relaciones medias, ella prefiere llevar las cosas al extremo. Pero saliendo de todo ese sermón, ella suele comportarse indiferente a lo que sucede a su alrededor. Le dará igual si te atropella un auto con un conductor ebrio ó si simplemente prefieres quedarte en casa a ver Bob Esponja. Le da igual, no le interesas. De lo único que se preocupa es de sí misma y su despampanante físico. Es descarada y manipuladora cómo solo ella misma sabe serlo y por eso la mayoría del tiempo consigue todo lo que desea. Es demasiado directa y no se anda con ningún rodeo, por lo que algunas personas la consideran "malvada" -que en parte puede serlo-. Altanera, engreída y egocéntrica. Para acabar rápido, son más sus defectos -si se le pueden llamar así- que virtudes. Y cuando más crees que la conces bien, te saldrá con una de sus impredecibles reacciones. Sin embargo cuando se lo propone realmente, puede llegar a ser una muy buena persona y/ó amiga. Jamás a conocido el amor, y no piensa experimentarlo jamás, aunque parezca increíble teme a esa sensación.
-Gustos: Todo lo que tenga que ver con las bellas artes. Los autos deportivos. La barra de labios tono 458. Los ojos aterrorizados de un humano cuando esta enseña sus afilados colmillos y procede a acercarse a su cuello; si, sádico. Básicamente, el deporte como tal.
-Debilidades: Ninguna que ella acepte. Tal vez los bebés humanos, no sería capaz de asesinar a ninguno de ellos.
-Hobbies: Compras, a pesar de su inmortalidad no pierde el gusto por las compras. El tenis. E sky acuático.
-Manías: Morderse el albio inferior, morderse las uñas -sin llegar a romperlas-, pasar una mano por su cabello constantemente.
-Historia: Heidi recuerda poco de su anterior vida, ni siquiera sabe en dónde nació, pero ella supone que en Alemania, ya que su nombre pertenece a esa región. Además del hecho de que cuando "despertó" de su transformación, tenía un extraño acento a lo que Aro comentó que probablemente sería Alemana. Tampoco recuerda cómo era su vida cómo humana, no recuerda si era feliz o no, si tenía familia, pareja, etc. Sólo podría contarles lo poco que recuerda que sucedió casi minutos antes de que la convirtieran...
Era una noche común, cómo cualquier otra. No sabía si quiera en dónde estaba. Pero hacía frío y un ventarrón que casi te dejaba sin vista. La tierra se metía constantemente en los verdosos ojos de Heidi y la hacía lloriquear constantemente. Por alguna extraña razón, tenía una enorme herida en el costado izquierdo. No podía pedir ayuda ni indicaciones, porque todos hablaban otra lengua. Italiano quizá. Y además del pequeñísimo detalle de que estaba sola, no había nadie en el paisaje lejano. Heidi suspiró mientras aguantaba el terrible ardor que le producía el viento sobre la herida. Se recostó sobre la tierra de aquel lugar y deseó que alguien viniera, aunque fuese a darle un tiro para que muriera de una vez. Realmente le abrumaba estar en un país desconocido, sin saber cómo hablarles a los habitantes, y más que todo, lejos de alguien que la conociera. Pero sin duda, hubiera preferido que la dejaran ahí, a haberse encontrado con aquella niñita perfecta y adorable -en apariencia, claro-. Su piel era de un blanco marmóneo, y su cabello rubio revoloteaba gracias al aire. Hasta que no se acercó lo suficiente, la débil vista de Heidi en ese entonces, no pudo darse cuenta de ésa ultima advertencia qué le decía "PELIGRO". ¿Qué era? Pues claro, esos ojos tenebrosos de color rojo sangre. Heidi se quedó paralizada en dónde estaba, sin poder articular palabras ni echar a correr. Parpadeó varias veces, para asegurarse de que no era una extraña clase de alucinación. Entonces, ellos empezaron a discutir en el dialecto que ella desconocía.
-¿Pensi che sarà una buona idea, Alec?- le preguntó al chiquillo de cabellos color caoba y éste sólo asintió. Pocos segundos después, la rubia se acercó a Heidi con un paso veloz e iverosímil. El único sentimiento que invadió a Heidi en esos momentos, sin duda fue aquel terrorífico pavor. Abrió los ojos como platos, al ver que la mirada de aquella extraña criatura se dirigía hacia su costado. Pero después, ésta se dirigió hacia una de sus manos. Se acercó más, y cuando estuvo suficientemente cerca, clavó los dientes en la frágil piel de la muñeca de Heidi.
Ahí, es cuando invade una profunda oscuridad a aquella escena y ya no recuerda más sobre aquel asunto.
-Otros Datos :~Es algo así como un "cebo" para los Vulturi, así como una carta clave para la supervivencia del clan.
~Adora molestar a los demás con sus comentarios.
~Siente respeto por sus amos, pero no los adora completamente.
~Habla cómo "cotorra". Lo que quiere decir que es sumamente sociable.