Confusa [Brendon][+18]

-Bueno no te quejes que tampoco eres de lo más agradable, tendrán sus motivos para odiarte- rodé los ojos y suspiré observando el lago, ya estabamos llegando.
-Adoro cuando la luna hace que el agua del lago luzca de ésta forma- había un brillo hermoso gracias al reflejo de las estrellas. Solté su mano y me adelanté hasta llegar a la orilla. Me arrodillé , toqué el agua y luego volví a levantarme. -nadaras?-

Sonreí con suficiencia cuando dijo que tendrían sus motivos para odiarme.
-Porque saben que soy mejor que ellos, me envidian y no quieren aceptarlo -dije algo arrogante- Claro, que a mí tampoco me interesa hacer amigos...
Llegamos al lago y se soltó para acercarse a la orilla y tocar el agua.
-Sí, creo que nadaré -asentí mirándola. Cuando era humano era buen nadador, pero no había vuelto a nadar desde entonces.

-Ya me esperaba alguna actitud arrogante, habían pasado demasiados minutos sin ellas- bufé quitándome el abrigo. -Entonces nadaremos- dije quitándomelo por completo y lo dejé caer al pasto. Quería reirme un rato por lo menos, asi que se me ocurrió una pequeña travesura -Brendon ¿podrías venir un momento? necesito un poco de ayuda- dije dándole la espalda mientras me quitaba los zapatos con una leve sonrisa en el rostro que claramente el no podía ver.

Me encogí de hombros cuando dijo que esperaba alguna actitud arrogante. Vi cómo se quitaba el abrigo y me dio la espalda. Entonces fue cuando me pidió que fuera a ayudarla un momento. Me acerqué a ella y me coloqué a su espalda. Con un movimiento grácil aparté su cabello a un lado para besar suavemente su nuca.
-¿En qué puedo ayudarte? -dije con voz seductora en su oído.

Volteé quedando frente a él y lo miré unos instantes. Llevé mis labios a su mejilla y la lamí desde abajo hacia arriba. -En hacerme reir- susurré en su oído y al pillarlo desprevenido lo empujé al lago logrando que callese salpicando agua por todas partes. Tuve que afirmarme el estómago para no morir de risa y mis carcajadas se oían seguramente por todos los alrededores del bosque.

Sonreí cuando se volvió, mirándola con malicia. Me despistó un momento que lamiera mi mejilla de esa manera y me pasó factura. Me lo tenía que haber esperado. Me empujó al lago, y caí al agua, salpicando. "Encontraste la horma de tu zapato" me dije interiormente. Saqué la cabeza del agua mirándola como se reía. Para un humano el lago tendría que estar congelado. Por suerte yo no podía sentir esa sensación. Salí del agua y me acerqué a ella con una sonrisa peligrosa.
-¿Divertida? -pregunté mirándola fijamente a los ojos. Sería muy fácil tirarla al lago para ocmpensar, y demasiado previsible también, así que acaricié su rostro y sonreí burlonamente, antes de quitarme la camisa, que ya estaba mojada y darme la vuelta para lanzarme al lago de nuevo.
La miré desde el agua, sonriendo con malicia.
-Pensé que querías nadar -dije encogiéndome de hombros.

Finalmente dejé de reirme y sentí escalofríos cuando acarició mi rostro con semejante sonrisa aterradora, pero afortunadamente regresó al lago sin tomarle mucha importancia al asunto.
-ya voy... ya voy- constesté a sus palabras. -voltéate! - le ordené y comencé a quitarme la ropa dejándola sobre el pasto. Finalmente quedé en ropa interior y me lancé al agua como acostumbraba hacer en mis frecuentes nados nocturnos. Me sumergí y luego salí peinando mi pelo hacia atrás, vaya me encantaba nadar en noches como éstas.

Reí cuando pidió que me volteara, pero le hice caso y me di la vuelta nadando en dirección opuesta. Me volví cuando escuché que se tiraba al agua. Antes de que volviera a salir a la supreficie me hundí y nadé por debajo del agua hasta ella. Me hundí bastante, para que no me viera acercarme a ella. Cuando llegué a su altura agarré sus tobillos y tiré hacia abajo, hundiéndola un gran trecho, para después salir a la superficie, sonriendo por mi pequeña venganza.

Sentí como me sumergío tomando mis tobillos y luego de luchar un poco logré volver a salir de la superficie -muy gracioso- dije con el pelo en mi cara, y volví a apartarmelo con las manos -fué mucho mejor cuando te empujé, así que date por vencido-. volví a sonreir.
Por un momento me imaginé la escena en tercera persona... yo? riendome con ese perverso especimen ? dios, ésto no estaba bien, debía mantener compleamente el control de la situación.

Vi como sacaba la cabeza del agua y apartaba el pelo de su rostro. Sonreí cuando habló, y cuál fue mi sorpresa cuando me sonrió ella también a mí.
-Esto también ha sido divertido -dije manteniendo la sonrisa, y me hundí en el agua, buceando hasta el fondo del lago.
Tenía que aclararme un poco o si no acabaría por confundirme demasiado. Y Tanya era mi juguete. No podía encariñarme demasiado con ella.

Brendon se perdió de mi vista completamente. Me encogí de hombros y nadé por mi cuenta sin preocuparme de su paradero. La situación se volvía cada vez más extraña, tanto así que ni siquiera estaba intentando escapar cuando realmente ahora se me presentaba la oportunidad.
El me había dado la posibilidad de apartarme pero yo me negué con el fin de comenzar un plan en el que se aburriese de mi, pero ... cuando daría resultado? mejor dicho, daría algún resultado?. Brendon era demasiado incierto y por lo mismo podía esperar cualquier cosa. Era desesperante seguir con esta farsa cuando existían altas posibilidades de que este plan fuese un rotundo y completo fracaso.

Nadé un poco y busqué con la vista a Tanya. Esperaba que se hubiera alejado de mí algo más, quizá que intentara huir. Me desconcertó que no siguiera muy lejos.
Me acerqué nadando hacia ella, hasta quedar enfrente. Con mi mano le aparté un mechón que caía sobre su rostro, y sonreí traviesamente.
-Cuéntame algo de ti -dije mirándola- estás bajo mi influjo, pero no sé absolutamente nada de quién eras antes de que cayeras en mi poder...
Ni siquiera sabía por qué me interesaba tanto. Pero su actitud me tenía algo desconcertado.

Lo de las preguntas hacia mi no estaban dentro del plan, pero debería responderlas si quería que todo funcionase como quería. -Soy la lider del clan Denali, tenemos una residencia permanente en Alaska y tenemos muy buenas relaciones con los Cullen- dije con poca expresión, eso había sido suficiente, ahora me tocaba a mi seguir con las preguntas.
-y que hay de ti? es decir...que hay de tu vida de vampiro antes de entrar a los Vulturis?- quise ahondar un poco en su pasado y enrollé mis brazos alrededor de su cuello para mostrarme confiada e incluso un poco atrevida. Aunque claro, solo era parte del plan, no era que disfrutase comportarme coqueta con Brendon...Por supuesto! no lo disfruto para nada, es demasiado desagradable... verdad?...

Así que líder de un clan de vampiros. Había puesto mi vista en alguien importante, al parecer. Su clan estaría encantado conmigo por haberla arrastrado conmigo. En fin, que más daba, que protestaran si querían, yo tenía a los Vulturi cubriéndome la espalda.
Sus brazos se enrollaron en mi cuello e instantáneamente mis manos fueron a parar a su cintura. Sonreí con una mezcla de galantería y malicia.
-Antes de entrar en la guardia era un vampiro errante -dije mirándola fijamente a los ojos- Con la única compañía de mi hermana. No hay mucho que contar -susurré. No tenía muchas ganas de hablar de esa etapa de mi vida. Me hacía sentirme débil, y no podía aparentarlo si quería seguir manteniendo el control sobre Tanya.

Al enrollar mis brazos en su cuello el como acto reflejo puso sus manos sobre mi cintura con firmeza, como si no quisiera que me moviese de ese lado y luego respondió brevemente. No esperaba más, Brendon no era tampoco de lo más expresivo.. dios empiezo a hablar como si lo conociese! por supuesto que no.
-Asi que tienes familia después de todo- dije aludiendo a su hermana ¿sería igual que el? esperemos que no, porque ya nos basta con uno.
-Quedate tranquilo que no te obligaré a seguir hablando si no quieres - contesté al notar que no tenía muchas ganas de seguir con el tema -a diferencia de ti yo no obligo a nadie a nada - dije mirandolo a los ojos sin separar mis brazos de su cuello.

Sonreí con algo de molestia cuando dijo que tenía familia después de todo.
-¿Pensabas que era un ser desalmado que vagaba por el mundo aterrorizando criaturas inocentes y sin más compañía que mi infinita maldad? -dije sonriendo travieso. Lo cierto es que esa era la imagen que quería dar.
Comprobé con algo de estupor que no hacía el menor esfuerzo por apartarse de mí. Y empezaba a no gustarme que me agradara tanto esa situación, y que comenzara a preocuparme por ella.
-Tanya cariño, yo no obligo a nadie -dije sonriendo- Sólo les convenzo para que hagan lo que yo quiero -me encogí de hombros- Cuando te controlo no pareces obligada. Más bien complacida de poder servirme...

Una aparente molestia invadió por completo mi cuerpo -Disculpa?- dije alzando una ceja. ¿Que se creía que era? estaba loco si es que pensaba que yo estaría complacida de servirle. Estaba apunto de tirar mi plan al carajo y darle una buena y merecida golpisa... pero debía contenerme ya que había hecho muchos esfuerzos por llegar hasta aquí. Apreté los puños y me controlé. Arreglé mi garganta y me dispuse a hablar calmadamente - y te comportas así con todas tus esclavas?... las besas?... las apegas contra su cuerpo cada vez que puedes e incluso nadas semidesnudo con ellas?...- solté su cuello esperando su respuesta.

Noté que se molestaba cuando dije lo de que no parecía obligada. Sonreí con falso arrepentimiento.
-No sé, nunca he tenido ninguna esclava -dije sonriendo- Además, esclava es una palabra un poco fuerte -dije apegando levemente su cuerpo al mío. ¿Por qué sentía que necesitaba que volviera a enrollar sus manos en mi cuello?- dejémoslo en compinche -susurré en su oído.
En realidad jamás había controlado a nadie durante tanto tiempo. Siempre quise tener alguien a quien tener a mis órdenes, pero nunca había dado con nadie que me gustara lo suficiente para ello o que pudiera convertir. Además de que era incapaz de controlarme para convertir a alguien.

Sentí una extraña sensación cuando susurró en mi oido y sus labios rozaron levemente parte de mi oreja -Esclava es quien recibe ordenes y las acata obligadamente ... no es eso lo que hago?- contesté con un tono un poco desafiante, pero todo era producto de los nervios, no sabía hasta donde debía seguir con toda esta farsa.
-Cual será su siguiente orden para mi señor?- tomé sus manos que estaban en mi cintura y las quité de ahí aparandome un poco de él y evitando que en esta oportunidad nuestros cuerpos continuaran rozandose.

-Dime una cosa, Tanya -dije con tono seductor, hablando todavía cerca de su oído- ¿Te estoy obligando a estar aquí conmigo ahora? -pregunté con una sonrisa maliciosa- Si no recuerdo mal dije que no quería nada más de ti hoy y que podías irte -musité mirando directamente sus ojos, a escasos centímetros de su rostro.
-¿Mi siguiente orden? -dije mirándola- Cuando quiera ordenar algo lo haré, que no te quepa duda. Y no hará falta que lo preguntes...
Noté que apartaba mis manos de su cintura y se alejaba de mí. No me acerqué a ella, sólo estiré mi mano para acariciar con suavidad su mejilla, al tiempo que sonreía.

El tenía toda la razón, yo misma había sido la que le había propuesto que me acompañase a nadar. Diablos, pero es que todo era un plan, yo no tenía ningún tipo de interes y ni siquiera me gusta tenerlo tan cerca... - Es cierto, fui yo quien te invitó a acompañarme- confesé resignada - pero es que...- detuve mis palabras cuando comenzó a acariciar mi mejilla. Mejor así, si seguía justificándome tal vez lo arruinaría y eso sería bastante peligroso tratándose de que Brendon se pondría furioso si sabe que he estado jugando con él.

Sonreí cuando empezó a excusarse.
-¿Pero es que...? -repetí su frase, instándola a continuar. ¿Qué era lo que le había impulsado a pedirme que la acompañara. Ni siquiera sabía si quería saberlo.
Retiré mi mano de su mejilla, dejándola a un lado de mi cuerpo, sin establecer contacto físico con Tanya.
Mis ojos se perdieron brevemente en los suyos, aguardando que terminara su frase.

Hubo una pausa de segundos, pero sentí como si se tratasen de largos minutos. No sabía que decir, temía enredarme con mi discurso y terminar como una perfecta mentirosa que debería pagar por eso. Vamos Tanya... me daba ánimos para inventar algo rápidamente y que fuese coherente desde luego.
-Estoy confusa- intervení rompiendo al fin el silencio -no se como reaccionar contigo, a veces siento que te odio y a ratos ... a ratos me gustas - susurré la última parte, aunque claro! era todo parte del plan, absolutamente todo era mentira -es dificil... parece que finalmente caí en tus encantos-

La miré extrañado cuando dijo que a veces le gustaba. Y que había caído en mis encantos. Eso sonaba demasiado extraño. De hecho era algo más de lo que esperaba. Mucho más...
-¿Síndrome de Estocolmo? -sugerí levemente con una sonrisa traviesa. Mis manos se volvieron a posar sobre su cintura, atrayéndola hacia mí.
-Tanya querida -susurré en su oído- ¿Sabes que no es bueno mezclar los negocios con los sentimientos? -pregunté con una sonrisa divertida.

Una de las tantas cosas que odiaba de Brendon una vez más se hacía presente, esa detestable arrogancia que le hacía creerse dueño del mundo. - Quizá si lo sea después de todo, no tengo culpa de que mi captor sera tan atractivo- sentí sus manos volver a enrollar mi cintura, tenía esa maldita actitud posesiva conmigo y por lo mismo no podía tenerme mucho tiempo distante de él. -negocios? pues no recuerdo haber firmado ningún contrato- ironicé del mismo modo que el solía hacer, le pagaría con la misma moneda.